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Situación de la traducción autoral y los traductores en otros países

En las entradas referidas a los siguientes países reseñamos la situación de los traductores autorales o "literarios": quiénes traducen, si están asociados y/o sindicalizados, qué tipo de legislación hay sobre la propiedad de la traducción, qué tipo de contratos firman los traductores, si existen subsidios y/o premios, etc.

Investigación y redacción: Graciela Calderón, Estela Consigli, Lucila Cordone, Andrés Ehrenhaus, Laura Fólica, Griselda Mársico Edición: Griselda Mársico

 

Alemania

En Alemania los traductores autorales traducen: literatura, libros científicos, libros de interés general, teatro, películas, comics y otras obras destinadas a un público amplio, y sus traducciones están protegidas por la ley de propiedad intelectual.

Los traductores autorales trabajan en forma independiente y están agrupados en la Asociación de traductores germanoparlantes de obras literarias y científicas (VdÜ – Verband deutschsprachiger Übersetzer literarischer und wissenschaftlicher Werke), que es parte, a su vez, de la Asociación de Escritores Alemanes (VS – Verband Deutscher Schriftsteller). Los traductores autorales están sindicalizados y forman parte de Ver.di (Vereinte Dienstleistungsgewerkschaft), la central sindical que agrupa a los prestadores de servicios.

Para ser miembro de la Asociación de traductores literarios hay que tener una traducción publicada (no autofinanciada), que puede ser un libro, un artículo en una revista, un guión, etc., o un contrato de traducción. No es necesario tener título de traductor ni ejercer la traducción como profesión principal. La asociación tiene más de 1200 miembros. En 1997 se creó un fondo (DÜF, Deutscher Übersetzerfonds) destinado a sostener y promover de diversas maneras el trabajo de los traductores, fundamentalmente a partir de becas. Ver The German Translators' Fund

 

Australia

La ley de propiedad intelectual australiana reglamenta los derechos de autoría de una obra y establece que no son los mismos que los de la traducción de la obra. El traductor es, en principio, el titular de los derechos de la traducción en cuanto no los haya cedido por contrato. No se especifica qué tipo de cesión hace. El traductor tiene el copyright de la traducción, pero puede haber acordado cobrar regalías solo por una edición determinada (y no por publicaciones posteriores), etc. con lo cual existe un rango amplio de acuerdos en esta área.

Hay una asociación específica para traductores literarios, la AALITRA (Australian Association for Literary Translation), que apunta a la visibilidad profesional y el intercambio entre traductores. Ha instituido recientemente un premio a la traducción literaria y es miembro observador de la FIT. Lamentablemente, en su página no especifica cuáles son las condiciones para ser miembro de la asociación. También existe el AUSIT (The Australian Institute of Interpreters and Translators Inc.), que nuclea a traductores e intérpretes a nivel nacional y busca mejorar la calidad de los servicios profesionales ofreciendo cursos, talleres, impulsando la adopción de buenas prácticas y un código de conducta profesional.

Una tercera organización, la NAATI (National Authority for the Accreditation of Translators and Interpreters), otorga acreditación nacional a los profesionales de la traducción e interpretación y establece los estándares para el ejercicio profesional. Para actuar profesionalmente en cualquier cuestión de índole oficial (ante tribunales, para traducir documentos oficiales, etc.) es necesario estar acreditado ante este organismo.

Hay también un sindicato, Translators and Interpreters Australia. Pertenece a la asociación de profesiones liberales Professionals Australia. Defiende los intereses de los traductores e intérpretes, hace relevamientos de la industria, brinda orientación respecto del tipo de contrato que rige la relación laboral y/o tipos de estructura para trabajo independiente, de asuntos impositivos, de cuestiones de responsabilidad legal (seguro profesional), da asesoramiento para gestión de proyectos de traducción, defiende la propiedad intelectual de los traductores, etc.

 

Austria

Los traductores autorales de Austria están agrupados en una Comunidad de intereses de traductoras y traductores de obras científicas y literarias ( IG Übersetzerinnen – Übersetzer - Interessengemeinschaft von Übersetzerinnen und Übersetzern literarischer und wissenschaftlicher Werke). Las traducciones generan derechos de autor, y los derechos se ceden por un plazo no mayor de diez años.

Para ser miembro pleno de la organización es necesario tener publicada una traducción literaria o científica en forma de libro en una editorial o una traducción equivalente (por ej., varias traducciones cortas). El traductor o traductora que se inicia en la profesión y todavía no tiene una obra publicada puede ser aceptado como miembro candidato.

 

Canadá

Canadá posee una industria editorial que debe luchar para subsistir, y la traducción literaria (sobre todo del par francés-inglés) suele estar subvencionada por organismos estatales como el Consejo de las Artes. Desde 1972, el Consejo ofrece ayudas a los traductores literarios por intermedio de sus editores, quienes deben asegurar condiciones dignas de contratación. Otros organismos que dan ayudas en el ámbito de Quebec son el Consejo de las Artes y las Letras de Quebec y la Sociedad de desarrollo de empresas culturales.

Para ser traductor literario no se requieren títulos habilitantes, más allá de que abunden los grados y posgrados en traducción y hasta una asociación en traductología. Existe una Asociación de Traductores y Traductoras Literarios/as de Canadá de alcance nacional (ATTLC), que lucha para que la traducción sea considerada en la Ley de Derechos de Autor: si bien no ha logrado modificar la ley, en la práctica se ha impuesto la mención del copyright junto al nombre del traductor en la página de créditos de los libros; asimismo los/las traductores/as participan en la gestión colectiva de los derechos para los préstamos de libros en las bibliotecas. Para ser miembro de pleno derecho hay que residir en Canadá o ser canadiense, tener un libro traducido y publicado o mérito equivalente. Asimismo, la ATTLC acepta miembros asociados o estudiantes (sin derecho a voto). Existen otras asociaciones a nivel regional, que no son exclusivamente literarias, como las Sociedades de Traductores e Intérpretes de Columbia Británica, Alberta, Manitoba, Ontario, Saskatchewan.

En cuanto a las condiciones de contratación, si bien la ATTLC ofrece un modelo de contrato, cada traductor negocia el propio. En él se reconoce el copyright sobre la traducción (que tiene la misma duración que el copyright del autor), se establecen plazos de traducción y de publicación obligatoria, el porcentaje para el traductor en caso de licencias derivadas y el precio por palabra. El nombre del traductor debe aparecer en cubierta y página de créditos; el traductor recibe entre 10 y 15 ejemplares gratuitos de su traducción; los contratos suelen establecer regalías a partir de los 2500 ejemplares vendidos, cuyo porcentaje raramente supera el 2 %.

La traducción literaria es apoyada por diversos premios (dotados de 1000 a 25.000 dólares): el "Prix du Gouverneur Général" otorgado por el Consejo de las Artes, el premio de la "Quebec Writer’s Federation" de Quebec y el premio John Glassco de la ATTLC.

 

Ecuador

La traducción literaria es una práctica aún poco difundida y protegida, pero con gran potencial en el país. En Ecuador no hay planes de fomento o subsidio estatales para traducción de Literatura y Humanidades, ni de literatura ecuatoriana a otras lenguas, ni de literatura ecuatoriana a lenguas ancestrales, ni de traducción literaria al español.

Si bien existe la Asociación de Traductores e Intérpretes de Ecuador (ATIEC), creada en 2006, esta no contempla precisamente la traducción literaria como una prioridad. Quienes se dedican a la traducción literaria provienen del campo de la literatura, las humanidades o la traducción técnica. No son más de diez o veinte personas en el país. Algunas de ellas trabajan activamente para instalar buenas prácticas en el campo editorial. Por lo general, negocian individualmente el contrato de traducción con los editores, a quienes ceden sus derechos sin contemplar regalías. Ahora bien, cabe destacar que la traducción, en tanto obra derivada, está contemplada en el artículo 9 de la Ley de Propiedad Intelectual, aprobada en 2006. Por lo tanto el traductor, como autor de una obra traducida, es definido en sus derechos morales (titularidad e integridad de su obra) y patrimoniales (el art. 56 indica que el contrato de edición terminará, cualquiera que sea el plazo estipulado para su duración, al agotarse la edición).

En cuanto a la formación, si bien por lo menos tres universidades del país forman traductores en pregrado y maestría, sólo hay una universidad donde se ofrecen cursos de traducción literaria.

Agradecemos a la colega Cristina Burneo la información proporcionada.

 

España

El traductor literario o de libros encuentra protegida su condición autoral por el art. 11 ("Obras derivadas") de la Ley de Propiedad Intelectual, vigente desde 1987. A su vez, los artículos 58 a 70 de dicha Ley se ocupan del contrato de edición, donde se establece la obligatoriedad de un plazo en la cesión de derechos y el pago de regalías (en la práctica estas van del 0,5 al 1,5 %; 5 % cuando la obra es de dominio público). Buena parte de quienes practican la traducción para editoriales son profesionales sin una titulación específica (véase Libro blanco de la Traducción en España) A su vez, desde hace unos veinte años, se han afianzado los estudios universitarios en facultades de traducción e interpretación, en su mayoría orientados a la enseñanza de la traducción técnica, científica o jurada y, también existen maestrías en traducción literaria y en traductología.

Muchos de los traductores literarios o de libros están agrupados en diversas asociaciones que, si bien no tienen estatus sindical, asumen algunas de las funciones menos laboralistas de los gremios: asesoramiento legal y fiscal; representación de los asociados ante las autoridades o empresarios y negociación de acuerdos o convenios no vinculantes; celebración de encuentros de formación; relación con otras asociaciones, etc. De las asociaciones que agrupan a traductores literarios específicamente, ACETraductores es la única con carácter nacional y que funciona como la sección autónoma de la Asociación Colegial de Escritores de España. El requisito para asociarse es contar con dos traducciones publicadas con número de ISBN. Las restantes tienen una neta vinculación con la lengua y cultura locales (ACEC y AELC en Cataluña, EIZIE en el País Vasco, etc.). Existen numerosas asociaciones de carácter mixto (APTIC, Asetrad, AGPTI, ASATI, XARXA, etc.) o específicamente técnicas. La mayoría de las asociaciones españolas forman parte de la red Vértice, a la que también pertenece AATI. Los estudiantes de las facultades de traducción tienen también una asociación, AETI. En cuanto a políticas de fomento de la traducción literaria al castellano, la subvención a la edición de libros del Ministerio de Cultura contempla la ayuda a nuevas traducciones. Asimismo, el Ministerio de Cultura otorga anualmente los premios nacionales a la mejor traducción y a toda la obra de un traductor; también ACET y ACEC patrocinan respectivamente un premio anual a la mejor traducción.

 

Francia

Los traductores franceses cuentan principalmente con dos asociaciones: la SFT (Sociedad francesa de traductores) y la ATLF (Asociación de traductores literarios de Francia), desprendimiento de la anterior. La SFT funciona como un sindicato que reagrupa a traductores técnicos profesionales y en ejercicio. Esta asociación considera “traductor profesional a quien recibe remuneración por su trabajo de traductor y ejerce conforme a la legislación del país donde se radica”. Puede adherir a ella cualquier traductor profesional como miembro titular si está radicado en Francia o como miembro corresponsal si está fuera del territorio nacional, siempre que ejerza su actividad con un mínimo de un año de antigüedad.

Por su parte, La ATLF solo exige a sus socios, traductores profesionales, haber traducido una obra y percibido por ella derechos de autor. La ATLF considera que el traductor es un autor que, como tal, está investido de derechos morales y patrimoniales sobre su traducción. Tiene derecho a percibir una remuneración (derechos de autor) en las condiciones definidas por los artículos L.131-4 y L.132.6 del Código de la Propiedad Intelectual.

La ATLF propone un modelo de contrato (02/2015) de referencia para la explotación en papel y digital. Allí estipula, entre otras cosas, el pago por adelanto de los derechos de autor, un porcentaje de regalías (que en la práctica oscila entre el 2 y 6 %), la cesión de los derechos por un plazo máximo de 5-7 años, aunque por ley sea posible cederlos hasta 70 años después de la muerte del traductor.

En cuanto a políticas de fomento, el Centro Nacional del Libro ofrece ayudas para traducir hacia el francés desde cualquier lengua extranjera así como estancias en los países de la lengua de partida. Por otro lado, el Centro Internacional de Traductores Literarios ofrece un programa de fomento para jóvenes traductores: "La Fabrique". La Asociación para la promoción de la traducción literaria (ATLAS) organiza encuentros profesionales en torno a la traducción literaria en Arles desde 1983.

Existen numerosos premios destinados a traductores consagrados por el conjunto de su obra o por una traducción específica así como a jóvenes traductores. Las dotaciones van de 1000 a 6000 euros. Algunos de los premios son estatales de alcance regional, otros son otorgados por las propias asociaciones de traductores o de escritores, la casa de traductores y escritores. Hay premios específicos para las ciencias humanas o la literatura desde una lengua específica como el alemán o el inglés estadounidense. Ver Modelo de contrato de traducción en Francia Escuchar entrevista a Débora Farji-Haguet sobre la situación de los traductores en Francias, las asociaciones profesionales, etc. (Magdalena Arnoux, mayo de 2015, en francés)

 

México

Los traductores editoriales mexicanos no están agrupados en ninguna organización. Trabajan para editoriales e instituciones de investigación o universitarias con áreas editoriales. Traducen libros y artículos de todas las disciplinas académicas, y también literatura. Hay traductores empíricos y traductores formados en universidades, y también traducen escritores, académicos y otra gente de letras.

En cuanto a los contratos, suelen plantear el pago en términos de remuneración por prestación de servicio, no como adelanto de regalías, y no siempre los hay. Para la publicación de libros traducidos existe actualmente un Programa de Apoyo a la Traducción (conocido como Protrad), administrado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) a través de su Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca). El apoyo de Protrad es para las editoriales, no para los traductores. El monto entregado debe cubrir la producción completa del libro, incluida la remuneración al traductor.

Agradecemos a la colega Lucrecia Orensanz (Círculo de traductores de México) por la información que nos aportó amablemente para redactar este texto sobre la situación mexicana.

 

Reino Unido

¿Quiénes son traductores literarios en el Reino Unido?

Si bien existen varias carreras de Traductorado y Maestrías en Traducción Literaria, la mayor parte de los traductores con cierta antigüedad en esta actividad no han recibido una formación específica en traducción. Los jóvenes que están ingresando en la profesión se encuentran con que los programas universitarios son fundamentalmente teóricos, y están dictados por docentes que no tienen experiencia en la práctica de la traducción. Las vías de ingreso más importantes a la traducción editorial son la Escuela de Verano y el Programa de Padrinazgo, del British Centre for Literary Translation, y el Programa de Traducción de la City University London: Translate in the City.

Los traductores editoriales están agrupados en la Translator’s Association, que es parte de la Society of Authors. El requisito para asociarse es contar con un libro publicado. La asociación publica las tarifas mínimas de referencia, ofrece un contrato modelo y asesoramiento legal gratuito para sus miembros.

Ros Schwartz (Translator’s Association)

 


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